Los pobres de
Chile
La mayor presencia de mujeres solas haciéndose cargo de sus
hijos explica, en parte, la estabilidad de la pobreza entre mujeres y niños.
por Alejandra Sepúlveda - 10/08/2012 - 04:00
ES LAMENTABLE que a
pesar de la recuperación económica de los últimos dos años, mujeres y niños
continúen siendo en mayor proporción los más vulnerables de la sociedad
chilena. La pobreza entre las mujeres prácticamente se mantuvo estable según
los resultados de la última encuesta Casen 2011. Esta disminuyó dos décimas de
punto porcentual, pasando de 15,7% a 15,5%, mientras la pobreza entre los niños
de cero a tres años se mantuvo en niveles muy altos para un país que aspira al
desarrollo: prácticamente uno de cada cuatro menores en esta edad es pobre. En
el siguiente tramo etario (cuatro a 17) la pobreza tampoco muestra una
evolución favorable, incluso aumenta desde 21,5% a 22,5%.
La mayor presencia de mujeres solas haciéndose cargo de
sus hijos explica, en parte, la estabilidad de la pobreza entre mujeres y
niños. De hecho, según la Casen, la jefatura femenina entre los hogares pobres
alcanza hoy un dramático 50%. Las mujeres se hacen cargo de otras personas a
pesar de estar solas muchas veces y enfrentar problemas para insertarse en el
mercado de trabajo, dificultades para mantener un empleo formal y menores
ingresos que los hombres.
Según la “II Encuesta Nacional sobre Mujer y Trabajo en
Chile: Voz de Mujer 2012”, dada a conocer el pasado 26 de agosto, aquellas que
no participan del mercado laboral, aun cuando querrían hacerlo, declaran el
cuidado de hijos y otras personas (47,6%) como principal obstáculo. Le siguen
los quehaceres del hogar (15,1%). La falta de apoyo en materia de cuidado
limita la capacidad de las mujeres de acceder a un trabajo remunerado. Esta
restricción opera especialmente entre las más vulnerables: aproximadamente el
66% de las mujeres inactivas con personas dependientes a su cargo pertenecen a
los dos primeros quintiles de la distribución de ingresos.
Los problemas de cuidado de personas dependientes van
desde la falta de acceso a sala cuna, hasta el nulo apoyo que nuestra sociedad
brinda hoy a las mujeres que diariamente cuidan a una persona mayor postrada o
con demencia senil, por ejemplo. Más allá de esfuerzos recientes en materia de
cuidado y estimulación infantil, poco se ha hecho. Así, valoramos el Chile
Crece Contigo y la expansión que éste determinó en la red de salas cuna, pero
el esfuerzo debe continuar. ¿Cómo? Desde el gobierno, expandiendo la red
pública y elevando su calidad, y desde el proceso legislativo, sustituyendo el
artículo 203 del Código del Trabajo (ley de salas cuna).
Asimismo, se requiere que las etapas posteriores también
estén cubiertas. En el caso del jardín infantil, para muchas mujeres el que sus
hijos cumplan los dos años implica pagar un establecimiento preescolar que
antes pagaba su empleador. Al ser la educación inicial inaccesible para muchas
familias, algunas madres se retiran del mercado del trabajo o recurren a
cuidadoras informales. En la etapa escolar vemos con interés el programa cuatro
a siete que ha implementado el Sernam y que brinda actividades
extraprogramáticas a los hijos de madres trabajadoras.
El cuidado en Chile requiere ser abordado de manera
integral si se quiere evitar que la falta de continuidad de algunas políticas,
y la ausencia de otras, siga afectando las oportunidades de las chilenas, de
sus niños y de los adultos mayores.
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